Con el tráfico imposible de este DF, es cada vez mas irracional alejarse de la «zona de influencia» y exponerse a horas en el coche, aunque al costo de perderme algunos de los mejores restaurantes del DF Sin embargo, por visitas familiares de Argentina, mas algunos compromisos con clientes últimamente comí varias veces al «sur del Viaducto», buscando los mejores restaurantes del sur del DF. La visita a Los Danzantes y la Ex-Hacienda de Tlalpan valieron la pena, no la comida en La Fonda Argentina.
Restaurante Los Danzantes (Coyoacán)
Hace dos sábados me tocó pasear a la familia por Coyoacán, una de las zonas mas bonitas del DF, pero como todo fin de semana atascada de gente y tráfico. Antes de la obligada visita (por parte de los otros) al Frida Kahlo nos instalamos, a mas bien, tratamos de instalarnos en Los Danzantes, un clásico de la nueva cocina oaxaqueña. Y digo tratamos porque luego de esperar unos 5 minutos que nos atiendan apareció un mesero para aclararnos que estaba cerrado, a las 13.00, en un lugar mega turístico, unos visionarios. De mala gana revisó y dijo que no podía hacernos una reservación, y que toda la terraza estaba ocupada de todos modos. Por suerte, luego de una breve caminata de 20 minutos retornamos y nos encontramos con una hostess friendly que nos dio la última mesa disponible que tenían afuera. Luego del mezcal de la casa de rigor (Los Danzantes tiene su propia marca de mezcal), decimos degustar varias entradas. La primera, la hoja santa llena de queso Oaxaca y de cabra con salsa de tomate verde, uno de los platos clásicos de Los Danzantes que me enamoró en mi primera visita a Los Danzantes en la ciudad de Oaxaca. No estaba tan bueno como la primera vez que lo probé, pero conserva el encanto de la combinación de sabores exóticos y bien balanceados. Luego pedimos los pulpos chamuscados con páprika, perejil y jugo de naranja, que no me impresionaron pero estaban correctos. La calidad levantó sustancialmente con el «no tan mexicano» plato de camarones al coco con salsa agridulce y chile de árbol, estaban deliciosos, igual que el postre (mousse de mango con jamaica y láminas de chocolate). En el medio, el filete al aceite de ajillo sobre queso asadero fue una decepción, con litros de aceite en el lugar incorrecto. Para acompañar el sabor tan local valía la pena invertir en un buen vino mexicano, y optamos por un Mariatinto, caro, pero no tanto por estar en un restaurante. En general la experiencia fue buena una vez que nos sentamos, y es el mejor lugar para comer en la zona turística de Coyoacán, ya que la mayoría de los otros restaurantes son simples comederos de comida tradicional mal hecha para turistas locales y extranjeros. No estoy seguro haya sido una gran idea pelear tanto por una mesa en la terraza: el desfile de gente pidiendo y vendiendo a penas deja llevar una conversación en la mesa, desde vendedores ambulantes, falsos artesanos, pobres indígenas y pedigueños avivados, todos requieren tu atención en forma constante.
Si alguien está por Oaxaca, donde se encuentra otro restaurante Los Danzantes, no debe dejar de visitarlo. La carta es muy similar, pero el lugar es extremadamente bonito, al final de un antiguo edificio colonial, pero con una decoración contemporánea/moderna de muy buen gusto.
La Fonda Argentina, parrilla argentina (Altavista)
La Fonda es una cadena de restaurantes argentinos, que progresaron mucho desde su inicio en la colonia Buenos Aires en la zona de imprentas. Originalmente posicionado como un lugar muy barato para comer cortes de carne (quizás uno de los pocos en el DF en su momento), ha ido subiendo la calidad de la decoración de sus restaurantes, la cantidad de sucursales, pero no la calidad de la carne, al menos esa fue mi impresión en esta primera visita a la Posta que está ubicada en Altavista. Quizás fue por la selección de los platos: la mayoría se decidió una «parrilada», que es generalmente una combinación de cortes de carne y achuras (vísceras) y hasta pollo. La libertad de criterio que da servir muchas cosas juntas hace que todo restaurantero aproveche para dar volumen con todo lo que es barato, incluyendo sólo pequeños pedazos de los buenos cortes. Nunca, pero nunca se debe pedir parrillada, salvo que quieran llenarse de chorizos, morcillas, pollo y trozos de carne irreconocibles. Y los precios son muy parecidos a los de Polanco de hace un año, caros en relación a la calidad. Algo similar sucedió con la popular cadena de restaurantes argentinos «El 10», originalmente estaba bien para su precio y calidad, pero luego con la apertura de muchos restaurantes la calidad cae y los precios aumentan, y hoy se come bien o mal dependiendo del día que tenga cada parrillero (o el que compra la carne). Si alguien quiere carne mejor ir a los tradicionales argentinos, en sur está El Piantao (en Plaza Cuicuilco), y en Polanco hay que visitar El Spuntino y el nuevo Astor (ex Ché).
Ex-Hacienda de Tlalpan (o «Antigua Hacienda de Tlalpan»), Calzada de Tlalpan
El domingo pasado, para salir un poco de lo típico urbano decidí probar la Ex-Hacienda de Tlalpan, luego de que nos dieran ganas de ir hasta Las Mañanitas en Cuernavaca pero lo descartáramos luego de las últimas experiencia del tráfico de regreso. Este lugar tan tradicional sería un gran lugar si no estuviera tan lejos, y rodeado de una zona francamente fea, al menos lo que se aprecia desde Tlalpan.
El servicio es ultra-formal, y todo parece detenido en el tiempo, pero no en la época de la Colonia de la que data la hacienda, sino en algún momento entre 1954 y 1983: la decoración, con una alfombra impresentable en el interior no le hace honor a uno de los edificios mas bonitos del DF. El ambiente es familiar, de familias que parecen también haber quedado atrapadas en alguna década del siglo anterior a juzgar por vestimenta y peinados. Pero no por eso deja de ser atractivo este viaje a los dos pasados. Pero cuando trajeron los camarones al ajillo dejamos de entretenernos con el ambiente y nos concentramos en lo importante, la comida. Los enormes camarones tenían un gusto increíble, memorables. También el cabrito norteño, muy rico, muy bien horneado, le faltó sólo un poquito de jugo. Los camarones al curry y mango estaban para olvidar. Tomamos un Jardín Secreto, gran expresión de la vitivinicultura actual de México de la casa Adobe Guadalupe. Y sin postre, para regresar volando al poniente, antes que llegaran a periférico los chilangos que vuelven de Morelos/Guerrero. Los precios son carísimos, similares a los de Las Mañanitas, pero uno se ahorra el viaje…Creo que la próxima vez que quiera probar una hacienda del sur voy al San Angel Inn, también se come bien, es mucho mas elegante, aunque igual de caro, y para comer un domingo hay que reservar una semana antes!
Para mi próxima visita al Sur tengo pendiente ir al Paxia, de Daniel Ovadía, que está muy recomendado.
Juan Carlos Calderón
Roberto:
Coincido contigo, después de haber vivido una época en Coyoacán que el único lugar «decente» de la zona es Los Danzantes. Igualmente, te recomendaría probar el Eloise en avenida Revolución, creo también de lo mejorcito de la zona Sur.
A mi San Angel Inn me parece relativamente malo para la relación precio-calidad sin embargo es un clásico. Muy cerca estaba una parrilla Uruguaya, el Barrio Sur, donde nos gustaba comer las empanadas y los cortes no estaban mal.
Paxia, totalmente recomendable, creo que es un gran lugar.
Saludos
JC
Roberto
Muchas gracias Juan Carlos, coincido en tu comentario sobre el San Angle Inn. He leído también buenas opiniones del Eloise (a pesar que esa calle no está agradable), pero habrá que probarlo. Abrazo, Roberto